Originalmente, en 1815 Napoleón Bonaparte es definitivamente derrotado por una alianza de potencias europeas entre las que destacan Inglaterra, Rusia, Prusia y Austria. A consecuencia de estos eventos, se reúnen los vencedores en un congreso para Restaurar la Europa pre revolucionaria y firmar la Paz de Viena. Es a partir de entonces que los Estados Unidos deciden volver la espalda al Atlántico, manifestando abiertamente su rechazo hacia las políticas europeas (Eliot, et al 1980).
Si bien los norteamericanos se negaron a aceptar la fórmula de una declaración conjunta con Inglaterra, el día 2 de diciembre de 1823, James Monroe, presidente de los Estados Unidos, presenta en su discurso anual algunos pasajes sobre relaciones exteriores que dejarán clara la posición de los Estados Unidos en política exterior. Resumiendo la Doctrina en las palabras del presidente:
a) "Los continentes americanos... no podrán considerarse ya como campo de futura colonización por ninguna potencia europea."
b) "El sistema político de las potencias aliadas es esencialmente distinto... del de los Estados Unidos de América. Considerando todo intento de su parte por extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como peligroso para nuestra paz y seguridad."
c) "No nos hemos entrometido ni hemos de entrometernos con las actuales colonias o dependencias de ninguna potencia europea."
d) "Nunca hemos intervenido en las guerras de las potencias europeas sobre cuestiones concernientes a ellas, ni se aviene a nuestra política hacerlo."(Eliot, et Al 1980, 239)
"América para los americanos" es el lema que, para muchos, resume los principios de Monroe. Aunque el discurso fue bien acogido por la opinión pública, fueron pocas las personas que apreciaron su verdadero significado.
Los motivos por los cuales los Estados Unidos rechazaron la propuesta británica de una declaración conjunta, dejan clara su significación: si bien esta negativa se debió en parte a que los norteamericanos querían evitar echar todo el peso de los Estados Unidos en la balanza del poder británico (que era precisamente lo que buscaban los ingleses), mucho más importante fue que Canning, ministro inglés, proponía que ambos bandos se comprometieran a no adquirir ninguna parte de la América española. Tal compromiso podría resultar un inconveniente en caso de que Cuba, aún española, votara por unirse a los Estados Unidos. En otras palabras, Inglaterra podría pretender frenar el expansionismo norteamericano.
Sin embargo, la declaración de Monroe fue ignorada en gran medida como una guía política durante gran parte del siglo XIX, período de debilidad militar y preocupaciones internas en los Estados Unidos. No sería hasta finales de dicho siglo, con el posicionamiento de Norteamérica con el status de gran potencia, cuando la Doctrina Monroe se convierte en la piedra angular de la política exterior norteamericana.
Si bien los norteamericanos se negaron a aceptar la fórmula de una declaración conjunta con Inglaterra, el día 2 de diciembre de 1823, James Monroe, presidente de los Estados Unidos, presenta en su discurso anual algunos pasajes sobre relaciones exteriores que dejarán clara la posición de los Estados Unidos en política exterior. Resumiendo la Doctrina en las palabras del presidente:
a) "Los continentes americanos... no podrán considerarse ya como campo de futura colonización por ninguna potencia europea."
b) "El sistema político de las potencias aliadas es esencialmente distinto... del de los Estados Unidos de América. Considerando todo intento de su parte por extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como peligroso para nuestra paz y seguridad."
c) "No nos hemos entrometido ni hemos de entrometernos con las actuales colonias o dependencias de ninguna potencia europea."
d) "Nunca hemos intervenido en las guerras de las potencias europeas sobre cuestiones concernientes a ellas, ni se aviene a nuestra política hacerlo."(Eliot, et Al 1980, 239)
"América para los americanos" es el lema que, para muchos, resume los principios de Monroe. Aunque el discurso fue bien acogido por la opinión pública, fueron pocas las personas que apreciaron su verdadero significado.
Los motivos por los cuales los Estados Unidos rechazaron la propuesta británica de una declaración conjunta, dejan clara su significación: si bien esta negativa se debió en parte a que los norteamericanos querían evitar echar todo el peso de los Estados Unidos en la balanza del poder británico (que era precisamente lo que buscaban los ingleses), mucho más importante fue que Canning, ministro inglés, proponía que ambos bandos se comprometieran a no adquirir ninguna parte de la América española. Tal compromiso podría resultar un inconveniente en caso de que Cuba, aún española, votara por unirse a los Estados Unidos. En otras palabras, Inglaterra podría pretender frenar el expansionismo norteamericano.
Sin embargo, la declaración de Monroe fue ignorada en gran medida como una guía política durante gran parte del siglo XIX, período de debilidad militar y preocupaciones internas en los Estados Unidos. No sería hasta finales de dicho siglo, con el posicionamiento de Norteamérica con el status de gran potencia, cuando la Doctrina Monroe se convierte en la piedra angular de la política exterior norteamericana.